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Imagen extraída de la Red |
Bitácora pura del sentimiento enfermo.
Dulce y agónica espera.
Enfermedad en deseo cautiva,
En anhelo desierto,
En distancia.
Armonía y desequilibrio unidos
E impresos en la frase:
Nunca, olvidarte, nunca.
Como oscura letanía que detiene mi rumbo,
Presto a la autodestrucción.
Nunca olvidarte,
Aún cuando el dolor me pueda,
Me queme,
Me despedace...
Una palabra más de esa lengua
Mueve mi mundo
Y rompe mi alma en partículas mínimas agotadas.
Una palabra,
Un desatino.
Olvidarte, nunca, olvidarte.
Ahora no... Ya nunca...
Quizás estos versos ya dicen todo lo que subyace en el poema: "...Nunca olvidarte, Aún cuando el dolor me pueda, Me queme, Me despedace...
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Precioso, precioso!
ResponderEliminarSiempre hay un amor que no se olvida. Y que dura y durará siempre
Gracias, Rafael y Diegui. Esos comentarios dicen todo lo que compartimos todos los seres humanos: sentimientos puros que cada uno expresa como puede. Un beso a ambos y a todos los que no comentáis pero visitáis, también.
ResponderEliminarQué bello poema, originalidad.
ResponderEliminarEl poema: muy bonito y tierno, también desgarrador. Y el blog, un gran descubrimiento. Pensaba quedarme por aquí ¿te parece? ojalá que sí, un beso.
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